Gracias por
permitir la verdadera unidad nacional
Luego del “torbellino” electoral,
o mejor, justo un día antes, se dio inicio al Mundial de Fútbol 2014, un evento
deportivo que atrapó la atención de todos. Frente a la pantalla no importaba
género, condición social, color de piel, marca de ropa, religión y menos corriente
política.
Luego de un mes de emociones,
espuma, harina, vuvuzelas, pitos, banderas, camisetas, uñas decoradas, ponchos
tricolor, pelucas, pinturas y cuanto elemento creativo sirvió para engalanar el
cuerpo, el negocio, el carro, la casa volvemos a la cotidianidad y nos
despertamos del sueño, de un sueño que nos hizo vibrar, conocer de fútbol y
hablar largamente con desconocidos sobre las atajadas de Ospina, los golazos de
James, el quiebre de cintura de Cuadrado, la estrategia de Pékerman, la hazaña
de Mondragón…
Ver el desfile de coterráneos
emocionados, luciendo con orgullo la camiseta de la Selección Colombia a la
espera del paso de un grupo de colombianos que nos permitieron gritar, tener la
piel de gallina, sufrir a veces, tener el nudo en la garganta al punto del
llanto, es de los momentos más gratificantes que hemos podido vivir.
Gracias señores, gracias
muchachos por demostrar que la unidad nacional es un sentimiento y no un
partido político, gracias por permitirnos soñar y gracias por recordarnos que
el deporte va más allá de las fronteras de los países y las ideologías.
La invitación es a que no
perdamos el entusiasmo y a que acompañemos a todos y todas los y las
deportistas que con la mejor actitud y competitividad nos representan en diferentes
disciplinas deportivas. Ibarguen, Montoya, Pajón, Quintana, Urán y tantos
otros, GRACIAS, GRACIAS por llevar lo mejor de Colombia al mundo.
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