La
Fundación para la Reconciliación, a propósito del debate sobre el
paramilitarismo que se adelanta en el Congreso de la República de Colombia, manifiesta
su opinión y recalca la importancia de la reconstrucción de la memoria, la
verdad y el perdón en el proceso de reconciliación que atañe al país.
Por: Jairo Enrique Díaz
Ferrer.
Las víctimas de la guerra se encuentran en el Senado de
la República. Cepeda[i] y Uribe[ii],
hijos del conflicto, qué larga y dolorosa historia de vida les marcó, qué larga
y compleja historia de mutuas acusaciones les heredó las formas de resolver las
contradicciones ideológicas y las formas criminales en que en Colombia acostumbramos
para resolver los conflictos por la tierra y por la dignidad durante el siglo
pasado. Acompañamos el dolor de uno y otro, el duelo de sus padres
prematuramente arrancados de la vida por los aceros de las rabias convertidas
en balas.
Será uno u otro más o menos culpable de la violencia
en Colombia, si en el punto de partida de sus vidas políticas heredaron el odio
y la necesidad de justicia de una u otra manera. Difícil forma de comprender la
historia de las causas de la violencia, si uno y otro no logran comprender que
los individuos son formas vivas de expresión de las condiciones históricas en
que se constituyen sus subjetividades, posiblemente mucho más cercano a esta
comprensión el senador Cepeda formado en el más ortodoxo materialismo histórico
de la cortina de hierro, que distante el senador Uribe, criado en la concepción
jurídica del positivismo penal, en la que menos que la historia pesa la
responsabilidad individual en la distribución de las culpas.
Uno y otro, corrientes de pensamiento y opinión
política que concurren en el Senado; uno y otro nos invitan a colombianos y
colombianas a coincidir con sus formas de sentir e interpretar. Sin embargo,
hay otras formas de sentir e interpretar, hay otras formas de ideologizar la
interpretación de la historia de las causas de la violencia en Colombia, que no
necesariamente coinciden con uno u otro. Estas son las formas del perdón y la
reconciliación, que oyendo a las víctimas como los senadores Uribe y Cepeda,
sin ambiciones de poder político, sin necesidad de reconocimiento de la
vanidad, sin necesidad de proteger acumulación de bienes y de cualquier tipo,
se pronuncia por una alternativa de comprensión de la historia diferente a la
que uno y otro expresan en su confrontación, y se pronuncia a favor del
abandono de las formas emocionales en que las rabias y los odios hechos cuerpo,
plantean las estrategias del derecho penal en la solución de las culpas de los
individuos y en la interpretación de los motivos que hayan llegado a tener para
encubar sus odios recíprocos y sus reivindicaciones de justicia.
Hoy de uno y otro lado de las sepulturas de sus padres,
los senadores y sus bancadas contribuyen a constatar de qué manera la historia
del conflicto en Colombia demanda del perdón, una forma diferente de
interpretar la historia y las responsabilidades históricas de ellas emanadas.
Pero, acaso, no hay ejemplo en Colombia de personas que habiendo perdido a sus
familias, discurren visceralmente de manera distinta a la acumulación de los
odios e interpretan de manera diferente a los senadores Cepeda y Uribe,
invocando la filosofía del perdón. Sí, las hemos oído, de las más humildes y
anónimas, a otras no menos humildes pero de mayor reconocimiento social como
las de Constanza Turbay, dentro de miles de voces, como la de viudas del
conflicto en diferentes municipios de Colombia quienes declaran que han
conseguido mucho más de paz y de conocimiento de la verdad, incluso de
conocimiento de sepulturas comunes, gracias a los procesos de perdón y
reconciliación que autónoma y voluntariamente han avanzado, que en los procesos
jurídicos de justicia y paz, sin demeritar estos últimos y las verdades
promovidas por la ley de justicia y paz, y la de víctimas.
Sin embargo, como expresión cultural que de alguna
manera morigera e inspira a la ley, no todo en los procesos de reconciliación
viene siendo castigo, hay mucho más en la sabiduría milenaria del género humano
expresada por las víctimas, que las formas estrechas de la justicia convencional,
que afortunadamente encuentran posibilidades de justicia en otros desarrollos
de la justicia, como son la justicia transicional, la justicia restaurativa y
la justicia transformadora, tipos de justicia que de manera incipiente asoman a
contribuir en el proceso de reconciliación y paz que se adelanta hoy en Colombia.
[i] Iván Cepeda Castro:
político y defensor de Derechos Humanos colombiano. Actualmente es Senador de
la República de Colombia por el Polo Democrático Alternativo. Víctima de la
guerra en Colombia por muerte de su padre Manuel Cepeda Vargas.
[ii] Álvaro Uribe Vélez:
político y abogado colombiano. Fue presidente de la república en 2 períodos.
Actualmente es Senador de la República de Colombia por el Partido Centro
Democrático. Víctima de la guerra en Colombia por muerte de su padre Alberto
Uribe Sierra.