miércoles, 17 de septiembre de 2014

Un vivo ejemplo de la necesaria concurrencia del perdón en el proceso de reconciliación en Colombia.

La Fundación para la Reconciliación, a propósito del debate sobre el paramilitarismo que se adelanta en el Congreso de la República de Colombia, manifiesta su opinión y recalca la importancia de la reconstrucción de la memoria, la verdad y el perdón en el proceso de reconciliación que atañe al país.



Por: Jairo Enrique Díaz Ferrer.  

Las víctimas de la guerra se encuentran en el Senado de la República. Cepeda[i] y Uribe[ii], hijos del conflicto, qué larga y dolorosa historia de vida les marcó, qué larga y compleja historia de mutuas acusaciones les heredó las formas de resolver las contradicciones ideológicas y las formas criminales en que en Colombia acostumbramos para resolver los conflictos por la tierra y por la dignidad durante el siglo pasado. Acompañamos el dolor de uno y otro, el duelo de sus padres prematuramente arrancados de la vida por los aceros de las rabias convertidas en balas.

Será uno u otro más o menos culpable de la violencia en Colombia, si en el punto de partida de sus vidas políticas heredaron el odio y la necesidad de justicia de una u otra manera. Difícil forma de comprender la historia de las causas de la violencia, si uno y otro no logran comprender que los individuos son formas vivas de expresión de las condiciones históricas en que se constituyen sus subjetividades, posiblemente mucho más cercano a esta comprensión el senador Cepeda formado en el más ortodoxo materialismo histórico de la cortina de hierro, que distante el senador Uribe, criado en la concepción jurídica del positivismo penal, en la que menos que la historia pesa la responsabilidad individual en la distribución de las culpas.

Uno y otro, corrientes de pensamiento y opinión política que concurren en el Senado; uno y otro nos invitan a colombianos y colombianas a coincidir con sus formas de sentir e interpretar. Sin embargo, hay otras formas de sentir e interpretar, hay otras formas de ideologizar la interpretación de la historia de las causas de la violencia en Colombia, que no necesariamente coinciden con uno u otro. Estas son las formas del perdón y la reconciliación, que oyendo a las víctimas como los senadores Uribe y Cepeda, sin ambiciones de poder político, sin necesidad de reconocimiento de la vanidad, sin necesidad de proteger acumulación de bienes y de cualquier tipo, se pronuncia por una alternativa de comprensión de la historia diferente a la que uno y otro expresan en su confrontación, y se pronuncia a favor del abandono de las formas emocionales en que las rabias y los odios hechos cuerpo, plantean las estrategias del derecho penal en la solución de las culpas de los individuos y en la interpretación de los motivos que hayan llegado a tener para encubar sus odios recíprocos y sus reivindicaciones de justicia.

Hoy de uno y otro lado de las sepulturas de sus padres, los senadores y sus bancadas contribuyen a constatar de qué manera la historia del conflicto en Colombia demanda del perdón, una forma diferente de interpretar la historia y las responsabilidades históricas de ellas emanadas. Pero, acaso, no hay ejemplo en Colombia de personas que habiendo perdido a sus familias, discurren visceralmente de manera distinta a la acumulación de los odios e interpretan de manera diferente a los senadores Cepeda y Uribe, invocando la filosofía del perdón. Sí, las hemos oído, de las más humildes y anónimas, a otras no menos humildes pero de mayor reconocimiento social como las de Constanza Turbay, dentro de miles de voces, como la de viudas del conflicto en diferentes municipios de Colombia quienes declaran que han conseguido mucho más de paz y de conocimiento de la verdad, incluso de conocimiento de sepulturas comunes, gracias a los procesos de perdón y reconciliación que autónoma y voluntariamente han avanzado, que en los procesos jurídicos de justicia y paz, sin demeritar estos últimos y las verdades promovidas por la ley de justicia y paz, y la de víctimas.

Sin embargo, como expresión cultural que de alguna manera morigera e inspira a la ley, no todo en los procesos de reconciliación viene siendo castigo, hay mucho más en la sabiduría milenaria del género humano expresada por las víctimas, que las formas estrechas de la justicia convencional, que afortunadamente encuentran posibilidades de justicia en otros desarrollos de la justicia, como son la justicia transicional, la justicia restaurativa y la justicia transformadora, tipos de justicia que de manera incipiente asoman a contribuir en el proceso de reconciliación y paz que se adelanta hoy en Colombia.
  




[i] Iván Cepeda Castro: político y defensor de Derechos Humanos colombiano. Actualmente es Senador de la República de Colombia por el Polo Democrático Alternativo. Víctima de la guerra en Colombia por muerte de su padre Manuel Cepeda Vargas.
[ii] Álvaro Uribe Vélez: político y abogado colombiano. Fue presidente de la república en 2 períodos. Actualmente es Senador de la República de Colombia por el Partido Centro Democrático. Víctima de la guerra en Colombia por muerte de su padre Alberto Uribe Sierra.